embajadores
de ideas
Entre los campos de garbanzo y trigo del sur de Huelva, hay algo que no se ve… una sombra que planea bajo, silenciosa, esquiva. En Tejada, uno de los paisajes más antiguos de Andalucía, sobrevive una colonia secreta del aguilucho cenizo, un ave esteparia en declive que solo resiste gracias a la vigilancia constante de quienes aún miran al cielo.
En los bosques de Burgos, un “ciervo” con cuernos descomunales y armadura brillante vive oculto bajo la corteza… pero sólo mide unos centímetros, ¡es un escarabajo! El Lucanus cervus, junto a la bellísima Rosalia alpina, forma parte de la comunidad saproxílica: criaturas que habitan la madera muerta y mantienen vivos los bosques de Castilla y León desde las sombras.
¿Quién ayuda a los pueblos cuando sobran ideas pero falta personal? En Albacete nace una red inédita para impulsar la Agenda 2030 desde lo rural. Ideas Medioambientales se une al esfuerzo, llevando sostenibilidad y participación a municipios con menos de 20.000 habitantes. Porque sin apoyo, ni los mejores planes echan raíces.
En lo más hondo de las sierras valencianas, hay aldeas donde el vino dejó de fluir hace casi un siglo… pero las huellas siguen ahí: lagares intactos, prensas convertidas en dinteles, caminos de piedra que huelen a mosto antiguo y balsas que aún recogen agua. Son “les bodegues”, restos de una fiebre vinatera que levantó pueblos enteros y hoy se desmorona en silencio, piedra a piedra.
En una orilla remota del Tajo, apareció una rama mordida. Luego, huellas. Y finalmente, la sorpresa: el castor europeo había vuelto. Tras siglos desaparecido de la península, esta especie protegida deja ahora su rastro en nuestras nuevas. Su llegada plantea tantas preguntas como entusiasmo: ¿vuelve por sí solo… o lo han traído en secreto?
El sol caía a plomo sobre los paneles de Talaván cuando una chispa prendió la hierba seca. En minutos, el calor se convirtió en llama y la llama, en columna de fuego. Tres kilómetros bastaron para que las llamas tocaran las puertas de la localidad de Monroy. Entre paneles y girasoles, el fuego recordó que hasta la energía más limpia necesita su propio cortafuegos.