La energía solar no será verdaderamente sostenible hasta que cuidemos lo que la sostiene: el suelo
Si pudiéramos hablar de un elemento básico de sostén para toda forma de vida terrestre este,sin lugar a duda, sería el suelo.
En el marco de la transición hacia energías limpias, la expansión de infraestructuras fotovoltaicas representa un avance necesario frente al empleo de combustibles fósiles. Sin embargo, este progreso no puede realizarse a costa de ignorar el papel fundamental del suelo, tanto en su dimensión ecológica como ética. Lejos de ser un simple sustrato físico para el despliegue tecnológico, el suelo es un sistema vivo, dinámico y esencial para el funcionamiento de los ecosistemas terrestres y por ende para la vida que estos albergan.
Desde una perspectiva técnico-filosófica, el suelo puede entenderse como un sustrato biogeoquímico y simbiótico que sostiene, regula y perpetúa la vida. Es el espacio donde convergen la materia inerte y la vida orgánica, donde el tiempo geológico se entrelaza con los ciclos biológicos.
Su preservación no es un valor añadido: es un prerrequisito para que cualquier intervención humana —incluso aquellas orientadas a la sostenibilidad— sea verdaderamente regenerativa.
En instalaciones de energía solar, la alteración del suelo puede traducirse en procesos de erosión, compactación, pérdida de estructura, reducción de biodiversidad edáfica y disrupción hidrológica. Estas consecuencias, lejos de ser irrelevantes, comprometen tanto la viabilidad ecológica del entorno como la durabilidad y eficiencia del propio sistema fotovoltaico.
Muchos promotores se enfrentan a esta problemática y carecen de las herramientas técnicas apropiadas para hacer frente a estos fenómenos.
¿El resultado? Escorrentías incontroladas, cárcavas, pérdida de suelo fértil y daños incluso fuera del perímetro de la instalación. A largo plazo, estos problemas afectan tanto al medioambiente como a la rentabilidad del proyecto solar.
Aportamos soluciones y adelantamos, son sencillas
Todo pasa por integrar criterios de conservación edáfica en el diseño, instalación y mantenimiento de parques solares no es una opción, sino una exigencia técnica y ética que debería ser tenida en cuenta desde etapas tempranas del esbozo del proyecto. Prácticas como el mantenimiento de la cubierta vegetal, la revegetación adaptativa, la mínima alteración del perfil edáfico o el monitoreo de procesos erosivos constituyen herramientas clave para que la energía renovable no solo sea limpia, sino también justa y armónica con los territorios que la albergan.
Así,preservar el suelo en el contexto de las renovables implica más que una medida de mitigación: es reconocer que el futuro energético debe estar entrelazado con el sustento del suelo. Solo entonces podremos hablar de una verdadera transición, no solo energética, sino también ecológica.
En este contexto desde hace un tiempo en Ideas medioambientales venimos desarrollando una nueva tipología de estudios, centrada en la restauración de suelos en plantas fotovoltaicas para garantizar este tan necesario sostén que proporciona prestándole la atención que este merece.
El motivo de la realización de estos estudios no es otro que proporcionar al promotor un manual con las herramientas necesarias para abordar la problemática relacionada con la erosión, pérdida de suelo y afecciones por escorrentías. Esto se consigue con una adecuada aplicación de medidas preventivas y correctoras.
Estos problemas derivan a su vez de un mal planteamiento inicial en fase de obras de algunos proyectos fotovoltaicos, con la ejecución de movimientos de tierras, en ocasiones no respetando los elementos naturales de sostén del suelo como son los ribazos o terrazas agrícolas que desde tiempos inmemoriales han servido de puntal base para la retención de suelo.
Por no hablar de los diseños y dimensionamientos internos de drenajes, a veces sobredimensionados o carentes de sentido, los cuales provocan que lo que en principio debería mejorar la problemática de la escorrentía dentro de las instalaciones, termine agravándola, generando procesos de erosión mayores.
La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Si todo está calculado y realizado por técnicos competentes en la materia, porque se presenta esta problemática?
La respuesta es relativamente sencilla, no se están siguiendo los patrones naturales, pues en ocasiones se aplican técnicas (revestimientos de taludes con hormigón,relleno de cárcavas con piedras y material suelto...) que tengan una pronta visibilidad para acabar con el problema, pero que a la larga no ataja el verdadero problema que es la retención del suelo, en resumen, con poner un parche al problema no solucionamos el mismo, sino que lo agravamos.
Al revestir taludes y cunetas con hormigón generamos auténticas autopistas para el agua dado su bajo coeficiente de rugosidad e infiltración, convirtiéndose la solución en un problema, que quizás no se vea en la propia implantación solar,pero que aguas a fuera de esta genere daños a terceros por la potencia dinámica con la que la lámina de agua impacta en el suelo desnudo una vez sale de estas autopistas.
La solución a todo ello viene de la mano de la bioingeniería aplicada a la restauración hidrológica – forestal, esta combina principios de la ingeniería con conocimientos ecológicos y forestales empleando plantas vivas y materiales naturales con la finalidad de restaurar la funcionalidad del suelo, el agua y la vegetación en ecosistemas degradados.
Su misión no es otra que reducir la erosión, estabilizar taludes, controlar escorrentías y favorecer la recuperación natural de zonas afectadas por alteraciones como movimientos de tierra, obras civiles o implantación de infraestructuras como es el caso que abordamos en parques fotovoltaicos.
¿Qué medidas tomamos para la erosión en plantas solares?
Las medidas que se describen a continuación no son más que las que el hombre ya en tiempos remotos venia empleando para estabilizar laderas y proteger su tan necesario suelo agrícola. Un ejemplo de estas técnicas es el terraceo en zonas agrícolas,como sistema de cultivo, dándose en Europa posiblemente en los primeros siglos de la Alta Edad Media. Sin embargo, el desarrollo de técnicas agrícolas en general, incluyendo el uso de terrazas, tiene un origen mucho más antiguo,relacionado con la Revolución Neolítica y el surgimiento de la agricultura hace unos 12.000 años.
Atendiendo por tanto a las herramientas tradicionales y a las innovaciones técnicas de los nuevos tiempos, se expone una variedad de las técnicas de restauración que venimos empleando en los estudios realizados, haciendo uso principalmente de:
Escolleras o albarradas
Estructuras de grandes bloques de piedra colocados en seco, usadas para frenar la escorrentía concentrada, proteger puntos críticos (como salidas de drenaje o vaguadas) y disipar la energía del agua en laderas y cauces.

Diques de mampostería
Pequeñas presas transversales de piedra y mortero en cauces degradados o ramblas,destinadas a retener sedimentos, frenar el flujo hídrico y restaurarla pendiente longitudinal de canales erosionados.

Gaviones
Cajas metálicas rellenas de piedra, colocadas en taludes, márgenes o cursos de agua para consolidar el terreno, retener material suelto y permitir el paso del agua. Pueden integrarse con vegetación para mejorar su función ecológica y paisajística.

Mantas orgánicas o geotextiles biodegradables
Coberturas temporales de fibras naturales (coco, yute, paja) que protegen el suelo desnudo de la erosión, amortiguan el impacto de la lluvia y favorecen la implantación vegetal. Su degradación coincide con el establecimiento de la vegetación.

Siembras de gramíneas y leguminosas
Siembras de especies herbáceas con rápido crecimiento y buena cobertura, como festucas, ray-grass o tréboles, que ayudan a fijar el suelo, mejorar la estructura y aumentar la fertilidad gracias a la fijación biológica de nitrógeno.

Siembra de especies arbustivas en taludes
Plantación o siembra directa de especies arbustivas autóctonas (como retama, genista,aulaga, cistus, lavandula) adaptadas a condiciones dependiente y baja fertilidad. Su sistema radicular profundo estabiliza los taludes a medio-largo plazo, mejora la estructura del suelo,proporciona sombra y reducción de la evaporación, y sirve como soporte ecológico para fauna auxiliar.

Si eres un Promotor de una planta solar fotovoltaica y tienes problemas de erosión en tu instalación, o estás en fase de desarrollo y quieres tener un diseño adecuado para evitar tener en el futuro fenómenos erosivos graves, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para elaborar estos estudios de medidas para evitar y frenar la erosión.
Desde Ideas Medioambientales buscamos el compromiso con el cliente aportando soluciones que se adapten a la conservación del medio natural haciéndolo más resiliente y preparándolo para soportar la instalación de renovables que garanticen una transición ecológica justa con todos los elementos, en este caso con el suelo fundamento y matriz de desarrollo de todos los procesos terrestres.
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