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El análisis geoespacial para anticipar y contener brotes epidemiológicos.
Introducción: mapas que salvan la economía
La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a cerdos domésticos y jabalíes. Aunque no representa un riesgo para la salud humana, sus consecuencias económicas y ambientales son enormes: pérdidas millonarias en el sector agroalimentario, impactos en la biodiversidad y retos para la gestión de residuos biológicos.
En noviembre de 2025 se confirmaron varios casos en jabalíes de la sierra de Collserola y Cerdanyola del Vallès (Barcelona), lo que ha provocado la muerte de más de una decena de animales y ha obligado a la Generalitat a decretar medidas excepcionales como el cierre de 12 municipios, la suspensión de la caza y el despliegue de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias para contener el brote.
En este contexto, los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se convierten en una herramienta estratégica para anticipar, controlar y mitigar los efectos dela epidemia.
Detección temprana con SIG
La detección temprana es uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la peste porcina africana, y los Sistemas de Información Geográfica (SIG) juegan un papel decisivo en este proceso. Gracias a estas herramientas, es posible reunir y analizar datos de múltiples fuentes que, de otra manera,quedarían dispersos y sin conexión.
Por ejemplo, los SIG permiten localizar con precisión las granjas y explotaciones porcinas, generando un mapa detallado de dónde se concentran los animales susceptibles. A esta información se le añaden los focos confirmados de la enfermedad, lo que facilita visualizar en tiempo real cómo se distribuye el virus en el territorio.
Autor: Cec-clp
Pero el verdadero valor aparece cuando se integran también las rutas de transporte de animales y productos derivados. Estos corredores logísticos, que a menudo conectan granjas, mataderos y centros de distribución, pueden convertirse en vías de propagación silenciosa de la epidemia. Al representarlos en un mapa dinámico, los SIG permiten identificar patrones de riesgo y anticipar posibles puntos críticos antes de que el brote se expanda.
El resultado es una cartografía viva, capaz de mostrar la evolución de la epidemia día a día y de señalar los lugares donde conviene reforzar la vigilancia, establecer controles sanitarios o incluso aplicar medidas de cuarentena. De esta manera, los SIG no solo aportan información, sino que se convierten en una herramienta estratégica para tomar decisiones rápidas y fundamentadas, reduciendo el impacto económico y ambiental de la enfermedad.
Modelos de riesgo espacial
El siguiente paso es comprender dónde podría expandirse la enfermedad. Aquí es donde los modelos de riesgo espacial basados en SIG se convierten en aliados imprescindibles.
Mediante el análisis geoespacial, los técnicos pueden superponer diferentes capas de información: la densidad de explotaciones porcinas, la proximidad a fronteras o puertos de entrada, la presencia de fauna silvestre como jabalíes, e incluso variables ambientales como la cobertura vegetal o la disponibilidad de agua. Cada una de estas capas aporta pistas sobre las condiciones que favorecen la propagación del virus.
El resultado es un mapa de vulnerabilidad que no solo muestra dónde está la enfermedad hoy, sino también dónde podría aparecer mañana. Estas representaciones permiten anticipar escenarios y priorizar recursos: reforzarla vigilancia en zonas críticas, establecer controles sanitarios en áreas de alto riesgo o diseñar planes de contingencia para comunidades rurales especialmente expuestas.
Lo más interesante es que estos modelos no son estáticos. A medida que se incorporan nuevos datos —por ejemplo, un brote confirmado en una granja cercana o un cambio en las rutas de transporte— el mapa se actualiza y ofrece una visión dinámica de la amenaza. Así, los SIG se convierten en una especie de “radar epidemiológico”, capaz de guiar decisiones rápidas y fundamentadas en un contexto de crisis.
En definitiva, los modelos de riesgo espacial permiten pasar de la reacción a la anticipación,transformando la gestión de la peste porcina africana en una estrategia proactiva que protege tanto al sector agroalimentario como al medio ambiente.
Gestión ambiental y bioseguridad
Cuando una epidemia como la peste porcina africana golpea un territorio, la respuesta no puede limitarse al ámbito veterinario: también es un desafío ambiental y logístico. Aquí los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se convierten en una herramienta esencial para diseñar estrategias de bioseguridad que sean eficaces y sostenibles.
Los SIG permiten delimitar con precisión las zonas de cuarentena, estableciendo perímetros claros alrededor de los focos de infección. Esta cartografía facilita a las autoridades controlar el movimiento de animales, vehículos y personas, reduciendo el riesgo de que el virus se expanda más allá de las áreas afectadas.
Además,los mapas digitales ayudan a planificar rutas seguras de transporte,tanto para animales sanos como para productos derivados. En una crisis sanitaria, cada desplazamiento es crítico: un trayecto mal diseñado puede convertirse en un vector de contagio. Con el apoyo de los SIG, es posible trazar itinerarios que minimicen riesgos garantizando la continuidad de la cadena agroalimentaria.
Otro aspecto clave es la gestión de residuos biológicos. La eliminación de cadáveres y subproductos contaminados requiere instalaciones específicas y protocolos estrictos. Los SIG permiten localizar los lugares más adecuados para estas operaciones, teniendo en cuenta factores como la distancia a núcleos urbanos,la accesibilidad de la fauna silvestre y el impacto ambiental.
Finalmente,estas herramientas también sirven para evaluar el efecto de la epidemia en los ecosistemas locales. Los jabalíes, por ejemplo, actúan como reservorios naturales del virus y su interacción con el entorno puede complicar la erradicación. Con mapas que integren datos de fauna silvestre, es posible diseñar medidas de control más ajustadas y respetuosas con la biodiversidad.
En conjunto, la gestión ambiental y la bioseguridad apoyada en SIG no solo busca contener la enfermedad, sino también proteger el equilibrio entre producción agroalimentaria, salud pública y conservación del medio ambiente.
Conclusión
En primer lugar, los SIG permiten ofrecer a las autoridades sanitarias y ambientales un apoyo técnico de alto valor añadido. Los mapas interactivos y los modelos de riesgo espacial se convierten en herramientas de planificación que facilitan la toma de decisiones rápidas y fundamentadas. Esto posiciona a la consultoría como un socio confiable en momentos de crisis.
Además,la capacidad de generar información visual clara y accesible es un recurso clave para comunicar riesgos a la ciudadanía. Un mapa bien diseñado puede transmitir de manera inmediata la magnitud del problema y las medidas de prevención necesarias, fomentando la transparencia y la confianza pública.
Integrarlos resultados del análisis geoespacial en políticas de sostenibilidad y seguridad alimentaria. Permite demostrar, a la consultoría ambiental, la gestión de una epidemia no solo protege al sector agroalimentario, sino que también contribuye a la conservación de la biodiversidad y al equilibrio de los ecosistemas.
La peste porcina africana demuestra que los retos ambientales y sanitarios están profundamente conectados. Los SIG no son solo mapas, sino instrumentos de análisis y decisión que permiten proteger la economía, la biodiversidad y la salud ambiental.
Fuentes
- https://www.elespanol.com/enclave-ods/historias/20251202/peste-porcina-africana-situa-granjas-punto-critico-bioseguridad-vuelve-clave-evitar-golpe-sector/1003744037378_0.html
- https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/enfermedad-mas-temida-cerdo-vuelve-a-espana-detectados-seis-casos-cataluna_26873
- https://www.blogsanidadanimal.com/los-sig-como-herramienta-complementaria-para-la-prevencion-y-control-de-enfermedades/
- https://www.panaftosa.org/cosalfa43/dmdocuments/8-SEMINARIO%20PRE%20COSALFA%2043%20Poster.pdf
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