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Quercus suber

23/7/24
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Autor
María López
Personal Técnico EIA
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El alcornoque o Quercus suber, símbolo natural de Cádiz, destaca por su valor ecológico, uso del corcho y papel clave frente al cambio climático.

En los suelos dorados de la provincia de Cádiz, donde el sol besa la tierra y el viento susurra entre los árboles, se encuentra una de las maravillas naturales más emblemáticas: el alcornoque (Quercus suber). Este árbol majestuoso, con su corteza rugosa y su esbelta figura, es mucho más que una simple parte del paisaje. Es un símbolo de resistencia, de tradición y de la riqueza natural que caracteriza a esta región del sur de España.

El alcornoque, conocido científicamente como Quercus suber, es un árbol que ha sido valorado durante siglos por sus múltiples usos y su impresionante belleza. En la provincia de Cádiz se ubica el espacio natural Red Natura 2000 Parque Natural de los Alcornocales, donde la presencia del alcornoque es omnipresente, formando grandes bosques en los paisajes de colinas y montañas. Creciendo en suelos arenosos y pedregosos, el alcornoque desafía las condiciones adversas para convertirse en un elemento fundamental del ecosistema local.

Lo que hace al alcornoque especialmente notable es su corteza, que se caracteriza por ser gruesa, rugosa y, lo más importante, altamente resistente al fuego y al agua. Esta corteza, conocida como “corcho” posee un gran valor ambiental, especialmente significativo, ya que es un material de muy larga duración y, por ello, idóneo para “secuestrar” CO2 durante muy largos periodos de tiempo. El alcornoque explotado para extraer corcho capta casi cinco veces más CO2, que un ejemplar intacto, por lo que su utilización comercial aumenta el CO2 fijado.

El corcho del alcornoque tiene un gran valor comercial, ha sido utilizado desde tiempos memorables para una amplia variedad de propósitos. Desde tapones para botellas de vino hasta revestimientos para suelos y paredes, es un material versátil que ha encontrado su lugar en numerosas industrias y artesanías, sustituyendo en muchos casos al gran contaminante para el medio ambiente el plástico.

Este aprovechamiento del monte alcornocal, que constituye un activo económico para los municipios de la zona, se está viendo mermado. Entre los factores que parecen más influyentes en esta merma están la disminución de las densidades de arbolado en monte por pérdida de pies, el decaimiento relacionado con el síndrome de la Seca, la destrucción continuada y creciente del corcho en el árbol por la culebrilla del corcho, el envejecimiento de las masas arboladas y el abandono de la gestión.

Para hacer frente a esta situación, se considera necesario actuaciones tendentes a la recuperación de la gestión forestal con una selvicultura que posibilite los distintos aprovechamientos, disminuya el riesgo de incendios y frene las patologías y plagas forestales. Además, es necesario implementar de planes de gestión forestal, que aborden el rejuvenecimiento y saneamiento de las masas de alcornoque, con la realización de repoblaciones, adecuando las actuaciones a los nuevos conocimientos existentes sobre las especies más resistentes y adecuadas a las amenazas que les acechan.

Pero más allá de su valor comercial, el alcornoque posee una belleza intrínseca que cautiva a quienes tienen la suerte de contemplarlo. En primavera, sus ramas se adornan con delicadas hojas verdes que bailan con la brisa, mientras que en otoño el paisaje se tiñe de tonos cálidos y dorados cuando las hojas cambian de color. En cualquier época del año, el alcornoque ofrece un espectáculo visual que invita a la contemplación y a la conexión con la naturaleza.

Además de su belleza estética, el alcornoque desempeña un papel crucial en el equilibrio ecológico de la región. Sus densos bosques proporcionan refugio y alimento para una gran variedad de especies de flora y fauna, contribuyendo así a la biodiversidad local. La preservación de los bosques de alcornoques ayuda a prevenir la erosión del suelo y a mitigar los efectos del cambio climático, convirtiéndolos en aliados indispensables en la lucha por la sostenibilidad ambiental.

En resumen, el Quercus suber es mucho más que un árbol; es un símbolo de la riqueza natural y cultural de la provincia de Cádiz. Desde sus usos prácticos hasta su impactante belleza y su importancia ecológica, el alcornoque merece ser celebrado y protegido como parte integral del paisaje y la identidad de esta hermosa región del sur de España.

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