Un viaje por el ciclo vital del ciervo rojo, los efectos del clima y el impacto humano en uno de los rituales más impresionantes de la naturaleza.
Cada septiembre, al caer la tarde en encinares y robledales, un sonido profundo rompe el silencio de los montes españoles. Es la berrea del ciervo. Para muchas personas, la banda sonora más salvaje de la Península; para el ciervo, una temporada decisiva que condiciona la reproducción y la estructura poblacional. Pero detrás de ese espectáculo natural hay mucho más: biología, competencia, estrategias, jerarquías, desafíos de conservación y una conexión ancestral con el paisaje ibérico.

¿Qué es la berrea?
La berrea es el nombre popular que recibe la época de celo del ciervo rojo (Cervus elaphus), el mayor de nuestros ungulados autóctonos. Su nombre viene del verbo berrear, por el sonido ronco y prolongado con el que los machos expresan su dominio. Este rugido tiene una doble función: atraer a las hembras y advertir a los machos rivales.
Pero no todo es ruido. La berrea es también un baile de hormonas, fuerza y resistencia. Durante varias semanas, los machos reducen su alimentación, pierden peso y concentran toda su energía en mantener un harén de hembras. La naturaleza entera parece girar a su alrededor: el bosque se llena de tensión, los ciervos apenas descansan y cada bramido marca territorio.
¿Cuándo y dónde ocurre en España?
La berrea suele producirse a principios de otoño, entre mediados de septiembre y finales de octubre, aunque su inicio exacto y duración varía según la latitud, las condiciones locales, la disponibilidad de recursos, etc. Los bramidos se escuchan mejor en hábitats abiertos o en linderos forestales donde la voz se propaga: robledales, encinares, sotos ribereños y montes bajos. Algunos de los lugares más emblemáticos para escucharla en España son:
- Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real): conocido como “el Serengueti español”, donde los ciervos resuenan al amanecer entre encinas y jaras.
- Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres): los miradores del Salto del Gitano o la Tajadilla son puntos clásicos para disfrutar de la berrea con unas vistas impresionantes del Tajo.
- Sierra de Andújar (Jaén): territorio del lince ibérico y hogar de una población abundante de ciervos, cuyos bramidos llenan las dehesas durante las noches templadas de septiembre.
- Doñana (Huelva): un escenario único donde el ciervo comparte protagonismo con las aves acuáticas y las marismas.
- Valle de Alcudia (Ciudad Real): extensos encinares y pastizales donde es fácil ver grupos de hembras y escuchar los primeros desafíos.
- Sierra de la Culebra (Zamora) o Riaño (León): ejemplos del norte con paisajes montañosos espectaculares, donde el eco de la berrea retumba entre los valles.
En la provincia de Albacete, también es posible disfrutarla en zonas como la Sierra del Relumbrar, cerca de Alcaraz o Villapalacios, un paraje menos conocido, pero con una población estable de ciervos, donde también hay empresas locales que organizan observaciones guiadas.
Cada región tiene su particularidad: en zonas más frías la berrea se retrasa y puede coincidir con las primeras nieblas otoñales. En las más cálidas, arranca antes, casi con el fin del verano.
Cambios biológicos del macho y ritual de poder
Durante la berrea, los machos abandonan la calma del verano transformándose en auténticos atletas del bosque. Las primeras lluvias y la reducción de luz activan la glándula pituitaria, que dispara la producción de testosterona. En pocas semanas, su cuerpo cambia por completo:
El cuello se ensancha y se oscurece, no solo por estética, sino como un escudo que protege en los choques de cornamentas. Los músculos se tensan y el pelaje adquiere un tono más rojizo y brillante.
Los testículos llegan a duplicar su tamaño para multiplicar la producción de esperma, mientras el hipotálamo se hiperactiva y dispara la agresividad y el deseo. Durante este tiempo, apenas comen ni duermen. Pueden perder hasta un 30%de su masa corporal, pero siguen firmes, movidos por el único impulso de fecundar.
El olor también cambia:segregan feromonas intensas por el cuello, la frente y las patas, generando una firma química que les diferencia de otros machos. Se frotan contra troncos para impregnar el entorno con su olor, y al hacerlo eliminan el terciopelo, que es la piel vascularizada que recubre las astas en verano, dejando los cuernos limpios, duros y relucientes. Señalando así su madurez y poder. Las astas pueden llegar a pesar hasta 8 kg y crecer 2 cm al día durante la primavera previa.
Los bramidos no son simples rugidos, son auténticos códigos acústicos. El cuello y el pecho del ciervo actúan como una caja de resonancia, los músculos y cavidades amplifican el sonido del bramido, dándole esa potencia grave y profunda. Cuanto más ancho el cuello, más profundo el sonido.
Cada macho tiene su “firma vocal”, un tono y ritmo únicos, como si fuese una voz humana reconocible. El sonido puede superarlos 100db, equivalente a una moto o un concierto de rock; también puede recorrer más de 2km, algo que se acentúa más en noches frías y húmedas. Pueden emitir hasta 80 bramidos por hora en los momentos de máximo celo. Los machos más grandes emiten bramidos más graves y largos, lo que comunica fuerza y tamaño. Los rivales pueden evaluar la potencia de otro macho solo por su tono, ahorrando energía y evitando peleas innecesarias.

Los enfrentamientos son espectaculares, pero no necesariamente tienen como objetivo matar al rival. Los ciervos chocan sus cornamentas en duelos medidos, donde la fuerza, la resistencia y el equilibrio deciden el resultado.
El objetivo no es eliminar al oponente, sino demostrar superioridad. Pocas veces se hieren de gravedad, aunque hay casos de fracturas o astas rotas. Una vez logrado el dominio, el vencedor reúne un harén de entre 5 y 15 hembras, al que defiende sin descanso.
Durante días o semanas, apenas come, patrulla, berrea, pelea y marca su territorio, hasta caer exhausto y retirarse a zonas tranquilas del bosque para recuperarse. Esa retirada y soledad posterior es conocida como el “otoño del macho”.
Un comportamiento curioso es que algunos machos jóvenes o más débiles se pueden volver oportunistas, aprovechando los momentos de distracción de otros ejemplares dominantes para intentar aparearse con hembras aisladas.
Elección y maternidad de las hembras
Mientras los machos combaten,las hembras observan y eligen. Ellas son el verdadero centro de la berrea y la razón de todo este espectáculo.
Su celo dura solo entre 24 y 48 horas, y sino quedan fecundadas, pueden repetirlo unos días después.
Durante ese breve tiempo evalúan. Prefieren machos con bramidos graves, largos y constantes, que revelan buena capacidad pulmonar, genética sólida y mayor experiencia.Un dato curioso es que pueden incluso reconocer la voz de un macho con el que se aparearon en años anteriores, lo cual demuestra una notable memoria auditiva. Tras producirse la cópula, la cierva busca lugares discretos para la gestación, que dura unos 230 días.
A finales de mayo o junio nacerá un solo cervatillo, aunque si hay abundancia de alimento pueden llegar a nacer dos crías.
Durante los primeros días, los cervatillos permanecen ocultos e inmóviles en la vegetación y la madre regresa solo para amamantarlas. Se reconocen por el olor y por un balido muy suave que refuerza su vínculo. Se han dado casos de “aloamamantamiento”, donde algunas crías se amamantan de hembras que no son su madre, un comportamiento de cooperación muy raro entre ungulados salvajes.
El cambio climático y berreas más cortas
El cambio climático está alterando el calendario natural del celo del ciervo. En zonas como Doñana, diferentes estudios muestran que en los años más secos y calurosos, las berreas son más tardías, más cortas y menos intensas. La razón principal es la sequía y la falta de alimento, ya que esto provoca que los machos lleguen al otoño con peor condición física, lo que retrasa el inicio del celo y reduce su energía para berrear o competir. Se ha observado que, en los años secos, los machos berrean con menor frecuencia, es decir, menor número de bramidos por minuto, y el pico de celo se retrasa varias semanas. Además, si estas malas condiciones ambientales se repiten durante dos años consecutivos, los efectos en el ciervo se acumulan, debilitando aún más la berrea y su condición corporal. Esto no solo afecta al espectáculo sonoro, sino también al éxito reproductivo. Con menos tiempo y energía para defender harenes o atraer hembras, los apareamientos disminuyen, acortándose la temporada reproductiva. A largo plazo,podría cambiar la dinámica de las poblaciones, haciéndolas mas vulnerables a otros factores de estrés, como el turismo o las enfermedades.
Turismo mal gestionado y como puede afectar
El turismo mal gestionado, como pueden ser personas caminando fuera de las rutas, uso de linternas, flashes, ruidos,voces, vehículos… introduce estímulos que los ciervos pueden interpretar como amenazas o presencias rivales. Ante ello activan su sistema de alerta, lo que eleva el nivel de estrés y hace que gasten energía extra en vigilancia o en desplazamientos innecesarios. Como consecuencia, se reduce el tiempo e intensidad del cortejo, los bramidos se acortan y el macho pierde oportunidades de apareamiento.
En zonas con gran afluencia de visitantes, los individuos pueden modificar su comportamiento para evitar el contacto con los humanos. Pueden cambiar sus rutinas, desplazándose hacia lugares más apartados o menos adecuados, donde puede que haya peor alimento y menos refugio. Esto puede afectar a su estado físico, a su capacidad de defender el territorio y al éxito de su fecundación. También puede aumentar su exposición a depredadores o a accidentes en carretera.
Los enfrentamientos entre machos también se pueden ver alterados. Al percibir presencia humana, pueden interrumpir los combates o evitar el enfrentamiento, algo que romperá el equilibrio natural dela competencia. De esta forma, algunos machos dominantes perderán oportunidades reproductivas, siendo los individuos subordinados los que puedan ocupar lugares que no les corresponden biológicamente, lo que puede provocar una alteración genética de la población a medio plazo.
Además, el ruido y las luces pueden alterarla secreción hormonal y reducir la producción de feromonas, lo que provoca una pérdida de atracción hacia las hembras, así como una disminución de la intensidad del celo.
El resultado final es una pérdida de eficiencia reproductiva: menos apareamientos, mayor desgaste físico y un estrés acumulado que puede afectar a la supervivencia invernal.
Por todo ello, la gestión del turismo durante la época de berrea es esencial. A continuación, se exponen una serie de prácticas y medidas que minimizan el impacto humano en el comportamiento del ciervo.
- Establecer miradores seguros y zonas de observación autorizadas, para que los visitantes sepan dónde y cómo observar sin acercarse demasiado.
- Regulación de horarios: evitar visitas en horas críticas, como las primeras o las últimas horas de luz solar, limitar visitas en horas punta de actividad, etc.
- Límites de número de visitantes en cada punto / día, para evitar aglomeraciones en la zona.
- Guías especializados que sepan educar al visitante: silencio, no usar luces, permanecer oculto, no hacer ruidos, no perseguir animales.
- Señalización clara y carteles de sensibilización: “Aquí empieza la zona de berrea” o “distancia mínima, horario, normas”.
- Restricción temporal de accesos en algunas áreas sensibles durante el pico del celo, para permitir que los animales estén relativamente tranquilos.
- Uso de senderos establecidos: no salirse de los caminos marcados para no pisotear vegetación ni acercarse a zonas de descanso.
- Promover experiencia nocturna controlada sólo si se cumplen requisitos de impacto mínimo (silencio, permiso, pocas personas, iluminación nula o muy tenue).

De hecho, en algunos montes españoles ya se trabaja con redes de observadores y espacios señalizados para que la afluencia de personas no interfiera en el celo:
- En Aragón, en los Montes Universales están implementando una red piloto de escucha y observación de la berrea para fomentar turismo sostenible, precisamente ante la preocupación de que la afluencia libre (sin normas, sin espacios señalizados) esté alterando el comportamiento del ciervo.
- En Gorbea (País Vasco), para la zona de berrea hay ordenanzas forales que regulan rutas, autorizaciones, horarios, recorridos guiados, para evitar molestias y evitar que gente entre en zonas sensibles.
- En Andalucía, los parques naturales promueven el ecoturismo responsable y rutas señalizadas para que los visitantes vean la berrea sin perturbar demasiado al animal. Desde la Junta de Andalucía se habla expresamente de unir naturaleza y ecoturismo responsable para este fenómeno.
Estas medidas buscan que la berrea siga siendo un espectáculo natural, pero que los verdaderos protagonistas, los ciervos, no paguen el precio de nuestra curiosidad.
Detrás de cada bramido hay fuerza, instinto y equilibrio natural. Pero también una señal que nos recuerda lo frágil que es la vida en el monte. Proteger este acontecimiento no significa solo salvaguardar la comunidad de ciervos, sino también preservar el equilibrio de nuestros bosques y mantener viva esa conexión que cada año nos une con la naturaleza.
Referencias
· Universidad de Córdoba –Dr. Juan Carranza. Estudios sobre ecología reproductiva y comportamiento del ciervo ibérico (Cervus elaphus). (2023),estudio de 22 años en Doñana.
· Universidad de Castilla-La Mancha – Dr. Tomás Landete-Castillejos. Investigaciones sobre fisiología, crecimiento de las astas y selección sexual en ciervos.
· Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) – Marina Gomendio y Eduardo Roldán. Estudio ssobre reproducción, feromonas y selección sexual en ungulados.
· Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM). Seguimiento poblacional y conservación del ciervo ibérico.
· Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN). Informes sobre comportamiento animal y ecología poblacional.
· Behavioral Ecology, Acta Theriologica y Proceedings of the Royal Society B. Publicaciones internacionales con artículos revisados por pares sobre estrategias reproductivas, selección sexual y comunicación acústica en ciervos.
· Millán, M. Fernández etal. (2021). El cambio climático afecta a la reproducción del ciervo en Doñana. Universidad de Granada / Universidad de Córdoba. PLoS ONE.(Agencia SINC).
· Gobierno de Aragón. Red piloto de escucha de la berrea en Montes Universales. (Aragón Digital).
· Veinte años de seguimiento poblacional de ungulados silvestres de Aragón. Universidad de Zaragoza / Ebronatura / Pirineos Revista (CSIC).
· Junta de Andalucía /Europa Press. La berrea en Andalucía como ecoturismo responsable.(Europa Press).
· Córdoba Hoy. Turismo interior y gestión de fincas en Sierra de Córdoba. (Córdoba Hoy).
· SEO/BirdLife y Red de Espacios Naturales Protegidos. Informes sobre impacto del turismo y buenas prácticas en observación de fauna.
· López Quintanilla, M. (2022).Comportamiento social y materno filial en ciervos (Cervus elaphus) en cautividad.
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