Los lepidópteros que componen la fauna ibérica son de los más diversos de Europa, con alrededor de 5.000 especies en España.
Los lepidópteros, conocidos comúnmente como mariposas, son consumidores primarios y son especialmente sensibles a los cambios o modificaciones ambientales (temperatura, humedad, etc.), por lo que son excelentes bioindicadores de biodiversidad y del cambio global, junto con las aves.
En general, ocupan hábitats con gradientes altitudinales que suelen estar bien definidos, por lo que, ante cambios en las temperaturas o precipitaciones, podemos observar desplazamientos altitudinales.
¿Estamos ante una crisis biológica y económica?
Las mariposas de pastizales y medios abiertos, incluidos en la Directiva de Hábitats de la UE sufren un gran declive poblacional debido, principalmente, a la intensificación agraria y al abandono de usos tradicionales como la ganadería extensiva, además del cambio climático. Un ejemplo es la hormigonera de lunares (Phengaris arion), que se encuentra en lugares herbáceos secos con flores, especialmente tomillo, la planta alimenticia larvaria.
Las mariposas de alta montaña también son bioindicadores del cambio climático. Un ejemplo es la mariposa apolo (Parnassius apollo), que cuenta con problemas de conservación debido a la alteración del hábitat, motivo por el cual realiza desplazamientos altitudinales a cotas más altas, buscando situaciones ecológicas más frescas, para contrarrestar los efectos del calentamiento global, reduciendo así su área de ocupación actual.

Otras especies, como la mariposa isabelina (Graellsia isabellae) pueden ser bioindicadores del estado de los pinares donde habita, cuyos riesgos pueden deberse a los incendios o a la procesionaria del pino.

Además, existen otras mariposas de ambientes cálidos que aprovechan las condiciones más secas y los aumentos de las temperaturas. Algún ejemplo es Leptotes pirithous, que se ha visto favorecida por el calentamiento global y ha aumentado su población en los últimos años.
Por tanto, este declive poblacional podría suponer una crisis biológica y económica.
¿Qué podemos hacer?
- Proteger y conservar el hábitat: Entre algunas actuaciones destacan restaurar hábitats seminaturales, fomentar integración paisajística con diferentes mosaicos, fomentar la ganadería extensiva y conservar los corredores ecológicos.
- Una acción importante es la gestión de praderas para mariposas.
- Programas de seguimiento: Mediante el programa de seguimiento de mariposas europeo BMS (Butterfly Monitoring Scheme) podemos conocer los patrones de comportamiento, abundancia y riqueza, así como relación con las alteraciones ambientales, como por ejemplo el cambio climático.
- Estudio poblacional (tamaño efectivo, dinámica de poblaciones, fenología y caracterización del hábitat).


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